María
Tiene más de veinticinco años en la familia, ha ayudado a mi suegra, a mi cuñado, actualmente nos ayuda en la casa, hoy por la mañana, mi esposa la vio triste, la abrazó, le preguntó qué le ocurría y rompió a llorar.
Ayer cuando iba en el autobús de regreso hacia su casa, en Ciudad Quetzal, iba una pareja joven con su niña pequeña, de repente se subieron tres tipos a balear al muchacho, sangrando y agonizante, lo bajaron junto con su esposa e hija, diciéndole al piloto que se fuera rápido, así lo hizo y casi choca, hubo varios desmayados por la impresión.
María dice que no se le borran las caras, ni la escena de sangre, que qué puede hacer, en estos momentos llego a la conclusión que ella es mi ídolo, es más valiente que cualquiera, mientras yo, acá escribiendo no puedo remediarle el problema, sólo me vuelvo a sentir impotente ante tanta maldad e injusticia.
Favor especial, si su comentario va a hacer ver que el pobre muchacho en algo andaba metido, absténganse, primordialmente se trata de un ser humano.
Ella no va a leer esto, pero quisiera dejarle la letra de una canción interpretada por Mercedes Sosa, original de Milton Nascimento y Fernando Brant.
María, María
Es un don, es el sueño, el dolor
De una fuerza que nos alerta
Una mujer que merece vivir
Y amar como otra mujer del planeta
María, María
Es el son, es color, es sudor
De una lagrima que corre lenta
De una gente que ríe
Cuando debe llorar
Y no vive, apenas aguanta.
Pero hace falta la fuerza
Hace falta la raza
Hacen falta las ganas siempre
Dentro del cuerpo y las marcas
María, María
Confunde dolor y alegría.
Pero hace falta la maña
Hace falta la gracia
Hacen falta los sueños siempre
Dentro la piel y esas marcas
Posee la extraña manía
De creer en la vida