Sabina Galeano y Otras Cosillas

12 de agosto de 2008

Albricias

Las malas noticias no pueden durar todo el tiempo, algo bueno se nos presenta todos los días, desde un saludo cordial hasta una sonrisa, abrazar a alguien que hace mucho tiempo no vemos y tantas otras cosas que nos ayudan a ir sobrellevando esta privilegiada vida de la que gozamos.
Resulta que mi gran amigo, el Ingeniero eléctrico y su flamante compañera serán pronto los orgullosos padres de una hermosa nenita, Cris Cris Cristina, mi amistad con este muchacho se remonta a los años setenta, cuando con su afro-melena se presentaba al apartamento donde vivíamos con mis padres, acompañando a mi hermano mayor en sus andanzas universitarias, se graduaron juntos del bachillerato, por lo que en el alma mater reafirmaron su amistad.
Es interesante como alguien se puede ir convirtiendo en tu mero mismas como dice el Sordo Barnoya, con aquél podés abordar cualquier tema sin que la polémica se vuelva pelea, eso sí, no le hablés de televisión porque no le gusta, aunque una que otra película pasa por sus ojos de vez en cuando, músico natural, da gusto escucharle tocar el piano, teniendo algunas melodías de su propia cosecha.
Otra de sus gracias es el deporte, corre como condenado y ha participado en un chorro de maratones, desde Holanda a Argentina pasando por Panamá, la más reciente. Los domingos es infaltable la hora compartida de bicicleta, para sudar un poco la goma de la carrera del día anterior.
Cuando la tensión me invade, siempre está dispuesto a apoyarme, por correo, teléfono o personalmente, compartiendo un buen plato de comida y un vodkita, podemos hablar por horas, tratando cada uno de escuchar al otro, parte importantísima de cualquier relación.
Para ponerle la guinda al pastel, cuando mi hermana estuvo en muy serios problemas familiares, se jugó la vida por ayudarnos, siendo el primero en poner la cara a la hora más crítica.
Hermanito, a vos y a tu simpática esposa les dedico este poema de José Pedroni, del cual fragmentos fueran musicalizados por el grupo Siripo, gracias por ser como sos, un ejemplo para mí y muchos otros.
Maternidad
He aquí que tu dulce palabra ha sido oída
cuando estaba, en la angustia, por no ser repetida.
En tu estupor, dichosa, te tocas sin querer,
y yo, venido a manos, no lo puedo creer.
¡Ah, tú!, bien que en su noche mi fe te entreveía
como la luz del día;
por algo, desde lejos, el viento del destino
me trajo a tu camino.
Yo dije: -Tengo el alma como una piedra dura,
y la piedra, arrojada, cayó en el agua pura.
Lo mismo hubiera sido
que cayera en el polvo del olvido...-.
¡Oh, no!, por algo grande tu corazón profundo
con toda mi tristeza me sentía en el mundo;
por algo que era santo mi vida fue esperada,
y la tuya, tan suave, para siempre entregada.
Desde que sé, oh amiga, que llevas el misterio,
tu nombre es la caricia de mi semblante serio;
del corazón me vienen palabras de alabanza,
y las manos me tiemblan ligeras de esperanza
-mis manos como niños que ríen olvidados
después de haber llorado.
Pienso vivir en calma; deseo ser mas justo;
quiero quererte siempre; y he aquí otro gusto
le siento al pan del día, que no en vano se besa,
y al agua del aljibe, y al vino de tu mesa.
Tengo los ojos nuevos, y el corazón.
Admiro las cosas más humildes,
y te miro y te miro sin hablar.
¡Oh, todo por el hijo que tengo que esperar
!Esperar...Es tan dulce la espera acompañada
para quien, siempre solo, nunca ha esperado nada.
Todo en la casa es suave; todo en la casa es santo.
Tu canto, lento y fácil, es un sagrado canto.
-Hay un olor de espiga en mis libros leídos
y olor de santidad en tus vestidos-.
Tu andar, por lo que llevas, se ha vuelto silencioso.
Tus ojos se entrecierran en límpido reposo.
Y en todo sitio dejas tu bienquerer ufano,
que se te pierde solo, como arena en la mano.
Oh, sepan los que sufren de lo que yo he sufrido,
cómo mi vida es mansa con lo que se ha cumplido;
como el milagro antiguo de Moisés y la roca
inesperadamente se repitió en mi boca;
porque en mi boca, amigos, esta palabra pura
es como el agua clara sobre la piedra obscura.
Oh, sepan los que tienen una tristeza vieja,
cómo el feliz anuncio desbarató mi queja,
y me dejó lo mismo que saco ceniciento
desempolvado al viento.
Oh, sepan los que llevan al cuello desventura,
cómo en un solo día se perdió mi amargura.
Oh, sepan cómo es fuerte mi mano apresurada,
que quiere hacerlo todo, sin saber hacer nada;
cómo mi voz es dulce, después que fue tan grave;
cómo mi amor es simple; cómo mi vida es suave...
Mujer: en un silencio que me sabrá de ternura,
durante nueve lunas crecerá tu cintura;
y en el mes de la siega tendrás color de espiga,
vestirás simplemente y andarás con fatiga.
-El hueco de tu almohada tendrá olor a nido,
y a vino derramado nuestro mantel tendido
-.Si mi mano te toca,tu voz, con la vergüenza,
se romperá en tu boca lo mismo que una copa.
El cielo de tus ojos será cielo nublado.
Tu cuerpo todo entero, como un vaso rajado
que pierde un agua limpia.
Tu mirada un rocío.
Tu sonrisa la sombra de un pájaro en el río.
Y un día, un dulce día, quizás un día de fiesta
para el hombre de pala y la mujer de cesta;
el día que las madres y las recién casadas
vienen por los caminos a las misas cantadas;
el día que la moza luce su cara fresca,
y el cargador no carga, el pescador no pesca...
-tal vez el sol deslumbre; quizá la luna grata
tenga catorce noches y espolvoree plata
sobre la paz del monte; tal vez en el villaje
llueva calladamente; quizá yo esté de viaje...
-.Un día, un dulce día, con manso sufrimiento,
te romperás cargada como una rama al viento.
Y será el regocijo de besarte las manos,
y de hallar en el hijo tu misma frente simple,
tu boca, tu mirada, y un poco de mis ojos,
un poco, casi nada...

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